En entradas pasadas hemos hablado de algunos requisitos implícitos con los que debe contar alguien que busque implementar un blog. Estar consiente de cada uno de los puntos mencionados, es una buena manera de allanar el camino que llevará al blog al éxito. Aun así, además de todo lo mencionado con anterioridad, existe un punto más minucioso a tratar ya que se trata del punto medular para lograr cumplir con los objetivos trazados a la hora de hacer un blog: el contenido.
La creación de contenido es la cuestión más minuciosa en la que se debe trabajar con el fin de atraer a un público; desde luego, porque el contenido es la parte tangible que verá dicho público y, por lo mismo, éste tendrá que ejercer un impacto en dicho público para que continúe acudiendo a nuestro blog.
Pues bien, a ciencia cierta no existe un manual que explique qué contenido sirve y qué contenido no lo hace. Aunque el SEO es una herramienta facilitadora de posicionamiento orgánico –muy útil y muy importante de utilizarse– lo cierto es que la decisión final la tiene el lector. Luego entonces, siempre hay que estar al pendiente de él.
Revisar las estadísticas de nuestro blog con frecuencia, dará una tendencia de qué es lo que más le gusta al lector. Si éste, a su vez, ocasionalmente decide interactuar, la situación se torna todavía mucho mejor. El caso es no descuidarlo, prestar atención a los temas que le interesan y, por supuesto, mantenerse actualizado de dichos temas.
Si bien no existe una fórmula mágica, no está de más recordar algunas reglas generales que deben ser consideradas: olvidar el egocentrismo, procurar la buena ortografía y, sobre todo, entender cuál es nuestro mercado objetivo: Estos tres elementos, aunados al más importante, la comprensión y cuidado al lector, seguramente nos harán entender con mayor claridad si nuestro contenido sirve o deberá ser modificado.
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